Cómo una antigua fabrica se transformó en hogar

Marisa Alcore Marisa Alcore
產業 by Alice Bizien, 工業風
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Recorremos virtualmente el proyecto que llevó a la antigua casa de una fábrica y a un antiguo taller a convertirse en un hogar contemporáneo. Situada a las afueras de la ciudad de París, el edificio formaba parte de una antigua fábrica de salazón, que se demolió con el fin de dividir la parcela y vender sus partes. Sin embargo, el taller adyacente a la casa del antiguo jefe de fábrica fue mantenido con el fin de poder ser restaurado. Tras la intervención, se consiguió que ambos edificios se integraran a la perfección y tomarán una imagen más contemporánea, sin abandonar del todo la esencia de su origen. El interior fue diseñado por Alice Bizien, quien consiguió con esfuerzo transformar esta antigua fábrica en la casa que descubrimos a continuación. 

Antes: la antigua fábrica

Durante muchos años, la fábrica estuvo en desuso y tan solo se empleó como almacén de trastos y objetos variopintos. Un buen día, se decidió poner fin a esto y estudiar las posibilidades que podía ofrecernos. Aunque el panorama era desolador, el edificio era un diamante en bruto al que solo hacía falta aplicarle alguna que otra reparación y una densa capa de chapa y pintura. Así, podía convertirse en la moderna vivienda que podemos visualizar en la siguiente imagen. 

Después: un espacio al que llamar hogar

El mismo espacio que mostrábamos en la imagen anterior se convirtió en este. Atrás quedaron los años de desorden y caos, ahora esta estancia se ha convertido en el salón, pero en uno especial. Con cierto aire industrial, gracias a sus ventanas y mobiliario, el lugar fue reparado para poder ser habitable por sus nuevos propietarios. Se repararon sus muros y cubiertas, y su suelo se cubrió de un pavimento cálido de madera. Aunque se tuvo que sustituir parte de la cubierta, se mantuvieron sus huecos, convertidos ahora en lucernarios por los que la luz natural se cuela en el interior de la casa.

Después: el antiguo taller

La forma original de U del taller fue mantenida e integrada a la perfección en la casa, de manera que la fusión entre ambas partes dio como resultado una superficie de 250 metros cuadrados. A pesar de unirlos, se quiso mantener los rasgos de sus diferentes identidades. Podemos observar como el espacio que muestra esta imagen es diferente al que veíamos antes. La estructura del techo de madera y algún muro de ladrillo se mantuvieron, dándole a esta estancia un carácter diferente. El mobiliario de concepto moderno establece un diálogo con la historia de la casa, de una época diferente. 

Antes: una cocina chapada a la antigua

Aunque la antigua cocina no se encontraba en tan malas condiciones como el resto del espacio, su diseño resultaba bastante anticuado. Los detalles rústicos de la madera, el pavimento cerámico y el alicatado a media altura pedían a gritos ser sustituidos por nuevos materiales y muebles más adaptados al nuevo paisaje interior de esta casa. 

Después: una cocina con mucho estilo

Se mantuvo el mismo espacio para la cocina, sin embargo, se eliminó el tabique que la separaba del resto de la casa, abriéndola al resto de la vivienda y apostando por una distribución más flexible y fluida. Para diferenciarla del resto, se introdujo un pavimento diferente, más adaptado para un cuarto húmedo. Donde antes se encontraba la gran pieza de madera, se colocó una nueva de color negro terminada en madera en la encimera. Se eliminó la banda superior de armarios, dando lugar a una estancia más despejada donde la campana extractora rompe la homogeneidad del muro. 

Antes: bajo cubierta

Bajo la cubierta se encontraban los dormitorios de esta casa. A pesar de la presencia de dos grandes ventanas, el espacio resultaba oscuro y poco acogedor. Quizá eran los colores elegidos para el mobiliario, quizá el estampado de la moqueta del suelo, la extraña combinación de las piezas de mobiliario o todo en conjunto. 

Después: el nuevo dormitorio

Se ganó la batalla a la oscuridad y el nuevo dormitorio se convirtió en una habitación resplandeciente. Aunque no se abrieron otras ventanas, la nueva paleta de colores consiguió que la luz que entraba rebotara por las superficies de este dormitorio, ahora de estilo contemporáneo. Para el suelo se eligió un pavimento de madera claro en acabado natural, en contraste con la madera oscura de la estructura de cubierta. El blanco de las paredes resultó más luminoso que los tonos cremas anteriores. Por último, la decoración ácida en amarillo puso la nota de color a este dormitorio recién reformado

Antes: una vieja escalera

Aunque el diseño de la escalera era realmente atractivo, el espacio donde se encontraba necesitaba ser replanteado. Diferentes piezas de mobiliario abarrotaban esta parte de la casa, restando comodidad y funcionalidad. Los colores, además, no dejaban que la madera resaltara en el conjunto. 

Después: su nuevo look

Con un cambio radical de imagen, su nuevo diseño la convirtió en protagonista de la escena. Sobre un fondo blanco, el tono marrón de de sus peldaños destaca con calidez, contrastando con el moderno pavimento elegido para el suelo, mismo que en la cocina. Tan solo dos piezas cohabitan con ella ahora en el recibidor: una butaca y un mozo perchero, que mejoran la bienvenida de esta casa. 

¿Otra fábrica transformada? 

Antes y después: reconvirtiendo una antigua fábrica

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