Casa para la música

María Alejandra Pucheta María Alejandra Pucheta
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La arquitectura es una música de piedras; y la música, una arquitectura de sonidos dijo uno de los más grandes compositores de todos los tiempos, Ludwig van Beethoven. Y nos hace reflexionar sobre la relación que subyace entre las dos disciplinas, ambas cargadas de técnica y también de gran simbolismo. 

El estudio cordobés BARQS, conformado por los arquitectos Pablo Bisio, Armando Bisio y Cristina Artesano, supo materializar esa relación en un proyecto sumamente elocuente, ubicado en Altos de Manantiales, Córdoba , Argentina. Por tratarse de un músico y gestor cultural, la casa debía presentar una imagen contundente, con carga simbólica y escultural, y a su vez, sin estridencias superficiales.

Juego de volúmenes

Luego de haber leído Un juego de volúmenespara no perderse, verás la volumetría de esta casa con otros ojos. Y es que el lenguaje de esta casa, presentado desde los primeros trazos, también responde al encastre de una serie volúmenes, puros y blancos, que se “apilaron” para materializar el programa y el cuerpo requeridos 

Según nos cuentan los arquitectos, la obra se inspira en cierta arquitectura portuguesa, “que hace del blanco, una religión, y del juego de volúmenes silencioso, una intensión poética, que en la que la levitación y la ingravidez, ejercen su impronta”. Sin duda una descripción inspiradora que nos remite a los edificios de los maestros portugueses, Álvaro Siza y Eduardo Souto de Moura.

Homenaje a los modernos

Aquí, en primer plano, el volumen de los dormitorios, yace perpendicularmente sobre el volumen principal de planta baja, y parece mantenerse en un cómodo equilibrio mientras sobresale en voladizo sobre el acceso, proveyéndole un reguardo para la entrada.

Hoy, este lenguaje de prismas y la ausencia de ornamentos son moneda corriente, y la vuelta de tuerca parece estar en la cita y el homenaje. Esta imagen es un símbolo de nuestros tiempos, y no es para nada casualidad, que la casa del Estudio Bisio, convoque en su memoria al legado de Le Corbusier.

Medianeras

Otra de las variables que determinan la morfología de la casa, es que la obra se implanta en un lote relativamente pequeño, suburbano, entre medianeras. Su condición de vivienda inicial, para una joven pareja, debía sostener en el tiempo su volumetría, hasta su futura ampliación, de manera flexible y prevista.

Desde todos los ángulos se aprecia el sutil encastre de las partes, incluso desde su medianera. El  volumen de la sala de audio y video, más bajo, compone la otra cara del ingreso, resaltado a través de su ventana corrida, longitudinal.  El volumen inquisidor del ingreso emerge desde atrás, con una piel metálica tramada que se le adosa para acentuar su abstracción. Afuera, una lengüeta trapezoidal de hormigón alisado, invita a trasponer la puerta de de la casa del músico.

​Un programa adaptado

Los bloques se apilaron en torno al programa funcional, comenzando por soterrar el espacio destinado a la sala de composición y ensayo musical. Sobre este mismo, se asentó un espacio integral, muy luminoso, sectorizando las áreas de estar, cocina y comedor, con la inclusión de un pequeño toilette. Finalmente, se dispuso en planta alta, un dormitorio en suite, acompañado por terrazas accesibles, que conformarían las futuras ampliaciones.

A su vez, como respuesta tacita al encargo del comitente sensible al arte y la naturaleza, se incluyo en el interior, un prisma de cristal, que capta el cielo, el aire y la luz cenital, y remata en un pequeño jardín zen, con pedregullo y plantas naturales.

​Escalera “acordeón”

Los tres niveles están “perforados” por una escalera “acordeón”, que aliviana su materialidad, y transporta al músico y su pareja, desde su lugar de creatividad, al de estar, y al de descanso.

Desde el amplio estar, que oficia de pivot de la vivienda, se percibe la escalera con su gran solidez y expresión formal, que refleja su silueta en los vidrios que conforman el pequeño jardín zen.

Cocina

Finalmente, nos encontramos con la cocina y comedor diario, abierto totalmente con puertas ventanas hacia la galería y con enormes paños vidriados con parasoles verticales que se abren hacia el paisaje serrano tamizando la potente luz natural. En el centro del espacio, se emplaza una isla multifuncional, en el blanco y negro, muebles y mesada respectivamente. Mediante dos puertas corredizas, la cocina se comunica con la amplia galería, cubierta por un .gran voladizo revestido en madera, que hace la transición hacia el jardín.

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